martes, 28 de diciembre de 2010

La magia de navidad

Comencé a escribir el día 24. Parecía un día ideal, ya que era el elegido para dejar el cigarrillo, definitivamente. No fue así. La magia sólo llegó para que se borrara lo escrito. Hice como que no me importara demasiado. El 26 retiré el resultado del chequeo. Elegí un barcito lindo a unas cuadras del departamento. Compré un atado de cigarrillos, pedí un café y me dispuse a leer los diagnósticos. ¡Que lamentable información! Calcificaciones por acá, engrosamientos por allá. Presión alta y colesterol. Por supuesto, en la primer hoja, como si fuera la primera plana de un diario, se leía: "se aconseja abandonar el tabaquismo". Abandonar el tabaco, las grasas, los fritos, los chocolates, el alcohol, los helados, etc. etc."¿Todo junto?" Pensé cuando prendía el segundo, y la frase "calcificación aortica" pasaba delante de mis ojos. Por lo demás parece que tengo calcio donde no lo tengo que tener y falta donde debe estar. Sí, yo soy de hacer esas cosas, decididamente ese protocolo era mío. En el tercer cigarrillo pagué la cuenta y encendí el cuarto caminando. Se me ocurrió la frase, "y bueh, el mal ya está hecho". ¿Y ahora que importa? Como los que hacen los estudios  no se privan de nada, agregaron: "riesgo absoluto". Hasta se animaron a escribir: "en los próximos diez años". ¡¿Quienes son, Horangel?! ¿Me pasaron el horóscopo? ¿Y si antes me pisa un camión, cómo lo van a explicar? Había un montón de hojas con cuadritos de colores, signos, abreviaturas, curvas. Eso lo deben hacer para que uno se sienta peor de lo que está. Y fue ahí que hice la cuenta y llegué a la conclusión: ¿después de los setenta, queda algo interesante por hacer? Sobre todo si uno deja el cigarrillo, los chocolates, los fritos, el alcohol, los helados, los dulces, etc. etc. etc. Pero "abandonar" me asombró. Así que yo no tenía que privarme de todo y sufrir de ausencias. ¡No señor! Tenía que abandonar. Lo que le da a uno la idea de que tiene algún poder. Y ahora me encuentro pensando si soy capaz de abandonar. Pero, reflexionando, me digo: "diez añitos, si se te da por abandonar, si no, serán menos". Y ahí ya la cosa cambia un poco.
Yo venía bien, pero hay situaciones que me ponen muy nerviosa. Una, los resultados de los estudios médicos cuando dan como dieron. Porque, ¿que le queda a uno ante la fatalidad? Dos, el idiota que esperaba me escribiera para incluirme en un grupo de deseantes fumadores me mandó la lista que había en internet, como si no me hubiera fijado en esa lista para llamarlos a ellos. Tres. mi participación en una reunión de consorcio. Si alguien quiere hacerse fuerte en la vida tiene que pasar por una reunión de consorcio. Se puede subir de tres cigarrillos por día a un atado, a la velocidad del tren bala. Hoy 28, día de los inocentes, me veo incapaz de tomar alguna decisión importante. Bah, alguna decisión, nomás.Pero, por las dudas, me fijo bien al cruzar la calle, no sea cosa que venga mi camión y yo no me de cuenta.

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